lunes, 10 de junio de 2013

Piloto de Stukas



Hans-Ulrich Rudel (Konradswaldau, Alta Silesia, Alemania; 2 de julio de 1916 – Rosenheim, 18 de diciembre de 1982) fue un célebre piloto de caza de bombardeo en picado y cazablindados alemán del Frente del Este en la Segunda Guerra Mundial , poseedor hasta hoy de la más alta condecoración alemana, la Cruz de Hierro con Hojas de Roble en Oro, Espadas y diamantes, del Tercer Reich.
En su hoja de servicios oficial, se le adjudican 2.530 misiones de combate, en las que reclamó la destrucción de 519 tanques soviéticos, el acorazado Marat, dos cruceros menores, 9 aviones enemigos derribados, 150 baterías antiaéreas, 70 lanchas de desembarco, incontables puentes, líneas ferroviarias y cientos de embarcaciones fluviales de transporte militar hundidas (estas últimas en Stalingrado).
A pesar de haber sido derribado no menos de 30 veces por la artillería antiaérea enemiga, Rudel nunca fue abatido por un caza enemigo. Su lema principal era "sólo quien se da por vencido, está perdido".




Interesante libro autobiográfico , sobre el mas celebre pilotos de stukas que empezó como subteniente en  sus inicios y acabo con el rango de coronel de la Luftwaffe.
Sus últimos vuelos fueron  con una pierna menos y la otra escayolada.
Según sus instructores no se encontraba entre los más dotados para el pilotaje, no pasaba de ser una medianía.
Su primer jefe de escuadrilla lo consideraba “un caso perdido”.
Pero su tesón y su voluntad lo convirtieron en un gran piloto llegando a obtener la condecoración mas alta concedida en Alemania con ocasión de la contienda, siendo el único que la obtuvo.


Quitándole el alo de patriotismo que impregna en sus paginas Hans-Ulrich,  es un libro ameno de leer que nos introducirá en la cabina del celebre bombardero antitanques que tanto quebradero de cabeza les dio a las fuerzas rusas, viviremos en primera persona el ataque al acorazado soviético Marat, y las vivencias de un soldado que lucho por su país y como el mismo indica “Las paginas de este libro no deben interpretarse como glorificación de la guerra y tampoco tienen la intención de rehabilitar a cierto grupo de personas y sus sistemas, si no  como el diario de uno de los millones de soldados que supo cumplir con su deber y que pudo salir con vida de esta guerra, gracias a un capricho del destino. 


Adjunto al final su polémico entierro así como alguna anécdotas encontrada en el periódico el País.



El entierro en un pueblo de Franconia del ex coronel de la aviación hitleriana Hans-Ulrich Rudel, el piloto más condecorado de la segunda guerra mundial, dio lugar a demostraciones de simpatía de algunos neonazis y provocó una fuerte polémica sobre una presunta participación de dos aviones militares, que sobrevolaron el lugar de la ceremonia y dibujaron una cruz en el cielo.Incluso después de muerto, el coronel Rudel despertó apasionadas polémicas. El as de la aviación hitleriana, El águila del frente oriental, con más de 2.500 vuelos en acciones de combate y poseedor de una condecoración creada por Hitler exclusivamente para él, fue enterrado el miércoles.
Volvieron a sonar las viejas canciones nazis y algunos de los 2.000 asistentes levantaron el brazo con el saludo hitleriano en el momento en que el féretro descendió a la fosa, cuando se cantó el himno nacional con la primera estrofa, ahora prohibida, Deutschland uber alles (Alemania por encima de todo).
 El problema más grave surgió con la información de que dos aviones Phantom del Ejército federal alemán habían sobrevolado el pueblo y con su estela habían dejado una cruz en el cielo.



El Ministerio de Defensa ya tiene malas experiencias con Rudel. En noviembre de 1976 fue invitado a un acto en su antigua escuadrilla de caza y se reunió con oficiales en activo de la aviación federal. El teniente general Walter Krupinksi, cuando le hicieron objecciones sobre la presencia del neonazi Rudel en un cuartel del Ejército alemán, respondió que también en el Parlamento se sientan antiguos comunistas y todos tienen derecho a rectificar.
Las declaraciones del teniente general provocaron su fulminante pase a la reserva, acompañado de un general de división.
El Ministerio de Defensa dio el miércoles por la noche informaciones contradictorias sobre el asunto. Ayer, el ministro, el democristiano Manfred Woerner, desmintió que aviones de la aviación federal sobrevolasen el pueblo de Franconia en homenaje a Rudel. Un portavoz del Ministerio declaró a este periódico que el lugar donde fue enterrado Rudel es una zona de vuelos rasantes para ejercicios militares, y en un día normal tienen lugar veinticinco vuelos del Ejército federal y unos veinte de los aliados.


By Tallman

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