Hans-Ulrich Rudel (Konradswaldau, Alta Silesia, Alemania; 2
de julio de 1916 – Rosenheim, 18 de diciembre de 1982) fue un célebre piloto de
caza de bombardeo en picado y cazablindados alemán del Frente del Este en la Segunda Guerra
Mundial , poseedor hasta hoy de la más alta condecoración alemana, la Cruz de Hierro con Hojas de
Roble en Oro, Espadas y diamantes, del Tercer Reich.
En su hoja de servicios oficial, se le adjudican 2.530
misiones de combate, en las que reclamó la destrucción de 519 tanques soviéticos,
el acorazado Marat, dos cruceros menores, 9 aviones enemigos derribados, 150
baterías antiaéreas, 70 lanchas de desembarco, incontables puentes, líneas
ferroviarias y cientos de embarcaciones fluviales de transporte militar
hundidas (estas últimas en Stalingrado).
A pesar de haber sido derribado no menos de 30 veces por la
artillería antiaérea enemiga, Rudel nunca fue abatido por un caza enemigo. Su
lema principal era "sólo quien se da por vencido, está perdido".
Interesante libro autobiográfico , sobre el mas celebre
pilotos de stukas que empezó como subteniente en sus inicios y acabo con el rango de coronel
de la Luftwaffe.
Sus últimos vuelos fueron
con una pierna menos y la otra escayolada.
Según sus instructores no se encontraba entre los más dotados
para el pilotaje, no pasaba de ser una medianía.
Su primer jefe de escuadrilla lo consideraba “un caso
perdido”.
Pero su tesón y su voluntad lo convirtieron en un gran
piloto llegando a obtener la condecoración mas alta concedida en Alemania con
ocasión de la contienda, siendo el único que la obtuvo.
Quitándole el alo de patriotismo que impregna en sus paginas
Hans-Ulrich, es un libro ameno de leer
que nos introducirá en la cabina del celebre bombardero antitanques que tanto
quebradero de cabeza les dio a las fuerzas rusas, viviremos en primera persona
el ataque al acorazado soviético Marat, y las vivencias de un soldado que lucho
por su país y como el mismo indica “Las paginas de este libro no deben
interpretarse como glorificación de la guerra y tampoco tienen la intención de
rehabilitar a cierto grupo de personas y sus sistemas, si no como el diario de uno de los millones de
soldados que supo cumplir con su deber y que pudo salir con vida de esta
guerra, gracias a un capricho del destino.
Adjunto al final su polémico entierro así como alguna
anécdotas encontrada en el periódico el País.
El entierro en un pueblo de Franconia del ex coronel de la
aviación hitleriana Hans-Ulrich Rudel, el piloto más condecorado de la segunda
guerra mundial, dio lugar a demostraciones de simpatía de algunos neonazis y
provocó una fuerte polémica sobre una presunta participación de dos aviones
militares, que sobrevolaron el lugar de la ceremonia y dibujaron una cruz en el
cielo.Incluso después de muerto, el coronel Rudel despertó apasionadas
polémicas. El as de la aviación hitleriana, El águila del frente oriental, con
más de 2.500 vuelos en acciones de combate y poseedor de una condecoración
creada por Hitler exclusivamente para él, fue enterrado el miércoles.
Volvieron a sonar las viejas canciones nazis y algunos de
los 2.000 asistentes levantaron el brazo con el saludo hitleriano en el momento
en que el féretro descendió a la fosa, cuando se cantó el himno nacional con la
primera estrofa, ahora prohibida, Deutschland uber alles (Alemania por encima
de todo).
El Ministerio de Defensa ya tiene malas experiencias con
Rudel. En noviembre de 1976 fue invitado a un acto en su antigua escuadrilla de
caza y se reunió con oficiales en activo de la aviación federal. El teniente
general Walter Krupinksi, cuando le hicieron objecciones sobre la presencia del
neonazi Rudel en un cuartel del Ejército alemán, respondió que también en el
Parlamento se sientan antiguos comunistas y todos tienen derecho a rectificar.
Las declaraciones del teniente general provocaron su
fulminante pase a la reserva, acompañado de un general de división.
El Ministerio de Defensa dio el miércoles por la noche
informaciones contradictorias sobre el asunto. Ayer, el ministro, el
democristiano Manfred Woerner, desmintió que aviones de la aviación federal
sobrevolasen el pueblo de Franconia en homenaje a Rudel. Un portavoz del
Ministerio declaró a este periódico que el lugar donde fue enterrado Rudel es
una zona de vuelos rasantes para ejercicios militares, y en un día normal
tienen lugar veinticinco vuelos del Ejército federal y unos veinte de los
aliados.
By Tallman
No hay comentarios:
Publicar un comentario