domingo, 10 de febrero de 2013

Fragmento de la Batalla de Stalingrado





Un fragmento de la Batalla de Stalingrado :  Vassili vs König

Son muchas las suposiciones que se han hecho acerca de este "duelo" entre francotiradores. ¿Realmente existió dicho enfrentamiento, o fue fruto de la propaganda soviética? Es una pregunta que posiblemente ya nunca podamos saber. Si nos basamos en las pocas “pruebas” que tenemos de este duelo llegaríamos a la conclusión de que es una de las muchas historias de propaganda que circularon durante la Segunda Guerra Mundial para elevar la moral de las tropas; “el súper francotirador Vassili Zaitsev, un pastor de los Urales, ha acabado con el refinado francotirador alemán König”, realmente inspirador para los soldados soviéticos que veían como un simple ganadero acababa con el más prestigioso tirador alemán; no todo estaba perdido. Había que elevar la moral del ejército rojo aunque fuese con historias falsas, ya que con éxitos militares no podía ser; por aquel momento la Wehrmacht controlaba el 95% de Stalingrado, y una derrota podría suponer un golpe muy duro para la Unión Soviética.

Hay numerosos hechos que podrían indicarnos la falsedad del duelo, como por ejemplo que no aparezca reflejado en los archivos soviéticos, a pesar de lo gustosamente que eran recogidas todas las acciones relacionadas con francotiradores. Por parte del ejercito alemán tampoco hay documentos que recojan la presencia del prestigioso tirador alemán König o Heinz Thorwald (se le conoce con dos nombres distintos, este es otro de los argumento en contra) en Stalingrado, y sobre todo, la lógica pregunta, ¿Por qué enviaría el ejercito alemán a su mejor tirador para acabar con un ruso que abatía a 3 o 4 alemanes por semana cuando las bajas alemanas ascendían a un hombre por cada siete segundos?


Argumentos a favor son los recogidos en el libro “Anotaciones de un francotirador” del protagonista y único superviviente del duelo Vassili Zaitsev, aunque ¿quien no quiere ser héroe?
 Una vez expuestos los argumentos a favor y en contra de la veracidad del duelo solo queda resaltar que seguramente nunca se sepa si existió realmente o no; sus protagonistas y testigos murieron hace años y no hay ningún documento que recoja este hecho. Únicamente podremos decantarnos por una de las dos opciones; propaganda o realidad.
 Dicho esto, a modo de conclusión se presenta un fragmento del libro La batalla por Stalingrado de William Craig en cual se explica el supuesto desarrollo del duelo:
 Durante varios días, los tiradores rusos buscaron entre las ruinas de Stalingrado con ayuda de sus gemelos de campaña. Fueron a ver a Zaitzev (o Zaitsev) y le expusieron las estrategias más recientes y modernas, pero el ceñudo siberiano rechazó sus consejos. Debía aguardar hasta que Konings (o König) hiciese su primer movimiento.


Durante este período no ocurrió nada fuera de lo corriente. Luego, en rápida sucesión, dos francotiradores soviéticos cayeron víctimas de sendos tiros de fusil. Para Zaitzev era evidente que el comandante Konings había señalado el comienzo de su duelo personal. Entonces, el ruso se dirigió a echar una ojeada a su rival. Se arrastró hasta el límite de la tierra de nadie entre la colina Mámaiev y la fábrica Octubre Rojo y exploró el campo elegido para el combate. Estudió las trincheras enemigas a través de los prismáticos y vio que nada había cambiado: el terreno era el familiar, con trincheras y búnkeres según los mismos moldes que ya había memorizado durante las pasadas semanas.


 Por toda la tarde, Zaitzev y un amigo, Nikolái Kulikov, permanecieron a cubierto, dirigiendo los gemelos de un lado a otro, sin parar, en busca de una pista. En medio del constante bombardeo diario, se olvidaban de la guerra y sólo perseguían a un hombre.
 Cuando el sol empezó a ponerse, vio cómo se movía de un modo irregular un casco a lo largo de la trinchera alemana. Zaitzev pensó en disparar, pero su instinto le avisó que debía tratarse de una trampa, ya que Konings debería tener afuera un compañero para atraparle a él. Exasperado, Kulikov se preguntó:
 -¿Dónde puede estar escondido? Pero Konings no ofreció el menor indicio de su propia posición. Al oscurecer, los dos rusos retrocedieron hasta su propio bunker, donde charlaron un largo rato acerca de la estrategia del alemán.
Antes del alba, los francotiradores se dirigieron a sus propios hoyos en la linde de la tierra de nadie y estudiaron de nuevo el campo de batalla. Konings siguió silencioso. Maravillado de la paciencia del alemán, Zaitzev empezó a admirar la habilidad profesional de su adversario. Fascinado ante la intensidad de aquel drama, Kulikov habló con animación mientras el sol se elevaba hasta el cenit y empezaba a descender detrás de Mámaiev. En cuanto llegó la noche, los combatientes regresaron a sus propias trincheras para poder dormir un poco.
 A la tercera mañana, Zaitzev recibió una visita, un agitador político llamado Danilov , llegado de lejos para ser testigo del desafío. A las primeras luces, los cañones pesados empezaron su normal barrera artillera y, mientras los obuses silbaban por encima de sus cabezas, los rusos contemplaron el paisaje en busca de una presencia delatora.
 De repente, Danilov se levantó gritando:
 -Allí está. Se lo voy a señalar.
 Konings disparó contra él y le alcanzó en el hombro. Después de que los camilleros se llevaron a Danilov al hospital, Vassili Zaitzev se quedó agazapado.
 Cuando examinó con los prismáticos el campo de batalla, concentró su atención en el sector de enfrente. A la izquierda había un carro destruido; a la derecha, un nido de ametralladoras. Desdeñó el carro porque sabía que ningún francotirador con experiencia elegiría un objetivo tan expuesto. E1 nido de ametralladoras también se hallaba abandonado.
 Zaitzev continuó moviendo los prismáticos. Los enfocó sobre una plancha de hierro y un montón de ladrillos que se encontraban entre el carro y el nido de ametralladoras. Siguió el movimiento de los gemelos y volvió luego a esa rara combinación. Durante minutos, Zaitzev se demoró sobre la plancha. Tratando de leer los pensa­mientos de Konings , decidió que el inocuo montón de ladrillos era un perfecto lugar para esconderse.


Para probar su teoría, Zaitzev colgó un guante del extremo de un trozo de madera y lo levantó despacio por encima del parapeto. Sonó un disparo de fusil y bajó a toda prisa el guante. La bala había hecho un agujero en la parte central del paño. Zaitzev estaba en lo cierto: Konings se encontraba bajo la chapa de hierro.
 Su amigo Nikolái Kulikov estuvo de acuerdo:
 -Allí está nuestra víbora, le susurró.
 Los rusos retrocedieron a su trinchera para encontrar otra posición  Deseando colocar al tirador alemán enfrente de la mayor luz cegadora posible, siguieron la irregular línea de las trincheras hasta que encontraron un lugar en el cual tendrían a sus espaldas el sol de la tarde.
A la mañana siguiente se instalaron en su nueva guarida. A su izquierda, hacia el este, los transbordadores del Volga luchaban de nuevo contra el fuego de morteros enemigos. A1 sudeste, la plancha de hierro bajo la que se ocultaba su adversario. Kulikov disparó un tiro a ciegas para despertar la curiosidad del alemán. Luego los rusos descansaron tranquilamente. Sabiendo que el sol podría hacer reflejos en sus miras telescópicas, esperaron con paciencia a que descendiera por detrás de ellos. A última hora de la tarde, rodeados ahora por la sombra, Konings se hallaba en desventaja. Zaitzev enfocó su mira telescópica hacia el lugar donde se escondía el alemán.


De repente, brilló un alza telescópica en un extremo de la plancha  Zaitzev hizo una señal a Kulikov , el cual levantó despacio su casco por encima del parapeto. Konings disparó de nuevo y Kulikov cayó chillando de modo muy convincente. Sintiendo que había ganado  el alemán alzó la cabeza poco a poco para contemplar a su víctima. Vassili Zaitzev le alcanzó con un disparo entre los ojos. La cabeza de Konings cayó hacia atrás y el fusil se le deslizó de las manos. Hasta que el sol se puso, la mira telescópica brilló y centelleó  Al oscurecer, dejó de brillar.

By Tallman

sábado, 9 de febrero de 2013

Civil War (Una Novela del universo Marvel)





                                                                                                                                                             


Civil War
Stuart Moore
Edición  2012
Editorial Panini España S.A.

Sinopsis/comentario: Iron Man y El Capitan America; las dos piedras angulares de los Vengadores, el mayor equipo de Superhéroes del mundo.
Codo con codo han librado batallas, frustrado letales amenazas contra todo el planeta y han llegado a ser buenos amigos.
Pero eso es cosa del pasado...


Durante el rodaje de un reality show protagonizado por Los Nuevos Guerreros se produce un enfrentamiento entre un grupo de villanos experimentados y esto noveles héroes, la inexperiencia y el imputo de estos últimos traerá funestas consecuencias cuando nitro (uno de los villanos) no sea neutralizado y conteste a la agresión de manera sobredimensionada haciéndose detonar con su propio poder eliminando a sus camaradas y rivales y una gran parte de la población de Stamford, la muerte de cientos de personas será el detonante para que se inicie el mecanismos de registro de todos los metahumanos.
Esta tragedia es la gota que colma el vaso de la opinión pública y el último incentivo para el gobierno de los Estados Unidos, que propone y aprueba una ley de registro que obliga a los enmascarados a “revelar” su identidad y trabajar para el gobierno.
Tony Stark, alias Iron Man, queda bastante convencido de la necesidad de esta medida y, junto a otras figuras importantes como Reed Richards (Mr. Fantástico) o Hank Pym (Hombre Gigante, Hombre Hormiga, Goliat...), es la cabeza visible de los que se muestran a favor, así como el encargado de la aplicación de la ley.


Como era de esperar, la noticia no es recibida con igual entusiasmo por parte de algunos héroes que ven amenazados tanto su estilo de vida y actuación como su propia familia. Pero hay quien va aún más allá.
Es el caso de Steve Rogers (El Capitán América), quien considera la ley como un ataque a los mismísimos valores que siempre ha protegido. Será él la cabeza visible y líder de la resistencia, un grupo de héroes que se niega a aceptar las imposiciones gubernamentales y decide seguir actuando en secreto.


Las chispas no tardan en saltar y pronto lo que podría haber sido una discrepancia de opiniones se convierte en una auténtica guerra civil que enfrenta a cientos de héroes antaño compañeros (incluso esposos) y llega a provocar alguna que otra lamentable baja. Manipulación, cambios de bando, pero sobre todo muchísima acción son algunos de los elementos que añaden más tensión y más profundidad a una historia que si algo logró fue dividir hasta a la opinión pública. Y es que lo interesante de esta guerra de ideales no era ver en acción tanto superhéroe porque sí, sino que uno puede sentirse identificado o vinculado con cualquiera de las dos posturas, ya que en cierto modo ambas tienen razón y ambas se equivocan.



Con respecto al libro en sí, se trata de un material muy fácil de leer, resultando sencillo pero a la vez adictivo (tanto si ya has leído el cómic como si no). Una de sus ventajas con respecto a la historia original es que, al no estar limitado el espacio, algunos conceptos se pueden desarrollar con mayor profundidad. Esto permite al escritor ahondar más en los pensamientos y sentimientos de, sobre todo, los personajes principales, destacando incluso por encima de los líderes de las facciones el malogrado Spiderman. 



El propio hombre-araña es también víctima de lo que podríamos considerar el “mayor defecto” del libro (¡Ojo! Solamente lo parece si previamente habías leído el cómic), a saber, las numerosas y notables diferencias respecto a su predecesora gráfica.

El caso de Spidey me parece especialmente doloroso, pero también de alguna forma comprensible. Cuando se escribió el cómic la cabecera principal del arácnido estaba en manos de J.M. Straczynski (no puedo dejar pasar la oportunidad de mencionar que, para mí, es una de las mejores etapas del personaje) y para cuando la novela se escribió ya había acontecido el tristemente famoso comic de un dia mas, que cambió la continuidad y alteró sustancialmente el statu quo del personaje, por lo que podríamos decir que se trata de algo así como “Si la Civil War para Spiderman hubiera tenido lugar en la actual continuidad.”


Otros cambios de ese tipo son los referentes a personajes como: La avispa, no mencionada en la novela; Nick Furia, que aquí se considera muerto pero que en el cómic era quien proporcionaba nuevas identidades a la resistencia; Hank Pym, con algo menos de peso y presencia; Cable y Bishop, de los pocos mutantes que originariamente sí se posicionaban y que en esta versión se ignoran; y especialmente Hulkling, que resultaba clave en el asalto a la torre Baxter y ya no, cambiando por completo tanto esa escena como la “huida” del lugar.

Hay también otros cambios (de cara a la batalla final) que parecen deliberados para dar más protagonismo a determinado personaje, pero en este caso el resultado me parece incluso más apropiado y épico que el “original”. También me parecen un acierto los epílogos, que proporcionan una perspectiva de cómo va a quedar todo tras el evento, e incluso que se haya obviado determinada consecuencia para el centinela de la libertad, ya que podría despertar un sentimiento de afinidad por una postura concreta y lo bueno es que cada cual se quede con la suya.

Un producto muy recomendable que aporta un primer acercamiento al universo Marvel para neófitos y un punto de vista diferente para los conocedores del que considero el mejor crossover “reciente” de la Casa de las Ideas.
By Tallman

jueves, 7 de febrero de 2013

Lecturas del Bestiario



Sabuesos del Infierno
 Sinopsis/comentario:  Solo en un páramo, de noche, un viajero oye un aullido distante que se va acercando poco a poco a través de la oscuridad. Desesperado  escudriña la niebla que se arremolina a su alrededor mientras procura averiguar desde que dirección se esta acercando el animal.
De repente ya lo tiene encima, negro, inmenso, de colmillos desnudos y unos ojos que brillan con luz siniestra e infernal…


Sir Artur Conan Doyle imagino esta escena espeluznante para la clásica novela de misterio de Sherlock Holmes El sabueso de los Baskerville, pero este se inspiro en una larga tradición del folklore británico.
Las historias de perros negros sobrenaturales y sabuesos fantasmagoricos aparecen en muchas partes del reino unido. Los ejemplos incluyen al Barghest de Yorkshire, al Moddey Dhoo (perro negro en manes) de la isla de Man y al Black Shuck de Anglia Oriental. Existen también diferencias regionales en especial el Cu Sith o “perro feérico” de las Highlands escocesas que extrañamente es de color verde oscuro.


Es posible que el mas conocido de estos animales sea el Black Shuck, aunque el análisis de las diversas historias que han surgido en torno a este demuestra la poca consistencia de las narraciones.
En algunas ocasiones el perro es amenazador y en otras, poco más o menos que una presencia amistosa. Con frecuencia aparece y desaparece misteriosamente desvaneciéndose a veces en la nada o simplemente alejándose al galope. Algunos testigos están convencidos de su origen sobrenatural debido a su anormal tamaño y otros a sus ojos encendidos o al hecho de que desaparezca inexplicablemente.
Pero existe al menos una antigua fuente escrita que confirma el pedrigi del Black Shuck como sabueso del infierno.
El 4 de agosto de 1577 una terrible  tormenta azoto el condado de Suffolk, arraso la población de Bungay y derribo el campanario de la iglesia de Blythburg, un famoso monumento.
Poco después del suceso apareció un panfleto titulado “A strange and Terrible Gonder Wrought very lately in the Parish Church of Bungay” escrito por un párroco londinense llamado Abraham Fleming.
En el se afirmaba que la tormenta vino acompañada de la aparición de un perro negro sobrenatural que irrumpió en la iglesia de Bungay y ataco a dos de los parroquianos mientras rezaban arrodillados, mordiéndoles en el cuello, luego centro su atención sobre una tercera persona “lo agarro por la espalda de tal manera que acto seguido el hombre se replegó y se encogió como si fuera un pedazo de cuero abrasado por un fuego ardiente, o como si fuera la abertura de un monedero o una bolsa atada con un cordón”
Esta victima sobrevivió al ataque milagrosamente. El perro se dirigió entonces hacia la iglesia de Blythburg, a mas de quince kilómetros de distancia y actuó de idéntica manera: “ Allí, una vez mas, asesino a dos hombres y a un muchacho y quemo la mano de otra persona que estaba en el resto de la cofradía, varios de los cuales acabaron chamuscados”


El relato de Fleming parece ser único al describir el ataque homicida de un perro negro. Estos solían ser vistos más bien como presagios de la muerte que como agentes activos de la destrucción: una tradición  en la que también se inspiro Conan Doyle al inventar la maldición de los Baskerville.
Un paralelismo real implico a la familia Vaughn de la Marca galesa, quienes presuntamente solían ver a un perro negro antes de que un miembro de la familia muriera. Un relato sobre una de sus apariciones explicaba como un marido oculto la historia a su mujer hasta que uno de sus hijos cayo enfermo de viruela. La mujer subió al piso de arriba para vigilar al enfermo mientras la familia estaba a punto de sentarse a comer y unos instantes después bajo corriendo diciendo que había un gran perro negro sobre la cama del niño. Temiéndose lo peor, el marido corrió hacia la habitación, donde descubrió que el perro había desaparecido y que el niño ya estaba muerto.
A juzgar por una referencia de la biografía de Plutarco, sobre el estadista ateniense Cimon, dichas historias son muy antiguas; el biógrafo griego dejo constancia de un perro negro que apareció como un heraldo de la muerte del general. El papel de la bestia como portador de la muerte quizás explique en parte la tradición filológica que los relaciona con la melancolía, Sir Winston Churchill era conocido por utilizar la expresión “perro negro” para describir los ataques de depresión que le afligieron periódicamente a lo largo de su carrera.


Churchill tomo prestada la expresión de Samuel Johnson hombre de letras del siglo XVIII que padecía la misma dolencia, a su vez Johnson se estaba haciendo eco de un dicho tradicional destinado a niños malhumorados y adultos desconsolados que decía “Llevan un perro negro acuestas”.
La idea del perro como heraldo de fatalidad se combino con la imagen de un sabueso persiguiendo a su presa para crear la imaginería del conocido tema de blues de 1930 Hellhound on my trail:
“Tengo que seguir adelante,
  El blues cae como un granizo
  Y los días no dejan de atormentarme
  Tengo a un sabueso del infierno tras mi pista.”
Los mitografos que intentan establecer el origen de las leyendas de los sabuesos del infierno han tenido problemas a la hora de encontrar una única fuente consensuada.

Una línea de investigación remonta a la idea de Cerbero, el guardián de tres cabezas del averno grecorromano, o a Garm su equivalente en escandinavo, otra línea de indagación se extiende hasta la tradición de la brujería, donde los perros sustituían en ocasiones a los gatos, más comunes como espíritus familiares de las brujas.

En Inglaterra, la primera referencia conocida sobre un sabueso del infierno se remonta a la orden de detención expedida contra Jack Cade, líder de una revuelta popular contra el gobierno del rey Enrique VI en 1450.
Entre otros cargos formulados en su contra, Cade fue acusado de haber “criado al diablo bajo la apariencia de un perro negro”, en Dartford, en su condado natal de Kent.


Sean cual fueran sus orígenes, la idea de un sabueso del destino de un presagio de la mala fortuna acabo consolidándose no solo en Inglaterra, si no también en gran parte de Europa y Norteamérica; los Catalanes por su parte tienen una antigua leyenda sobre un perro demoníaco llamado Dip, cojo de una pata y que chupaba la sangre de la gente.




Esta leyenda habla de una especie de perros vampiros (o perros estrugas) que existieron en unas praderas situadas a unos cuantos kilómetros del sur de Reus. Por esa razón se creo un pueblo llamado Pratdip, (prado y el nombre del perro vampiro Dip) en su escudo incluye la figura de un perro.
 Puede que tales historias desempeñen una función psicológica necesaria y sean la expresión de temores reprimidos sobre el aspecto más feroz del animal al que la mayoría de la gente tiene por el mejor amigo del hombre.

By Tallman

domingo, 3 de febrero de 2013

Lecturas del Bestiario




El Wendigo
 Sinopsis/comentario:  Wendigo Monstruo de corazón gélido que habita en los bosques de Canadá.
Los bosques de Canadá figuran entre las últimas grandes zonas salvajes del mundo y sus extensiones han engendrado leyendas acordes con los temores que su silenciosa inmensidad inspira.
Los pueblos de habla algonquina del este de Norteamérica explican cuentos sobre el wendigo, un espíritu de los bosques que encarnaba todos los terrores que los viajeros solitarios podían llegar a sentir en un paisaje dispuesto a una escala mayor que la humana. Cualquiera que haya viajado por el bosque con la sensación de que algo terrible le esta persiguiendo puede hacerse una idea sobre la paranoia que la bestia era capaz de inspirar.


A lo largo de los años se desarrollaron distintas versiones de la tradición. Algunos afirman que solo había un Wendigo, mientras que otros sostienen que existen varios.
Las características principales que se le atribuían estaban relacionadas de algún modo con los temores primarios suscitados por el bosque, según se decía, tenia un corazón de hielo, lo cual simboliza la crueldad de los grandes bosques, el cuerpo era esquelético y eso atrae a la memoria el espectro del hambre, que nunca andaba lejos durante el invierno, las leyendas afirman que le faltaban dedos en los pies, lo cual evoca la congelación y que sus labios, como los de los cadáveres dejados en manos de los animales carroñeros del bosque, estaban roídos, pero sobretodo en todas las leyendas inciden en que era caníbal, lo cual evoca el mayor tabú de todos: el que impedía que las pequeñas comunidades que sufrían las penurias de la hambruna en el duro invierno devoraran a los de su propia especie.


Algunas personas creían que los chamanes eran capaces de transformar a sus enemigos en estos monstruos.
Otros insistían en los marginados que por la razón que fuera sucumbían al canibalismo se convertían en Wendigos aun cuando no hubieran nacido en aquella condición.
Pero el mayor temor de todos era ser cazado por un Wendigo.


Este desastre podía acontecer al toparse un viajero por el bosque con un Wendigo o cruzarse por accidente en su camino, o lo que era aun mas terrorífico, que un cazador podía acabar siendo cazado, acechado por los bosques durante horas o hasta días por un perseguidor invisible.


Los Wendigos eran capaces incluso de seguir la pista a sus victimas durante el sueño; según la cosmovisión de los indios nativos americanos, los sueños eran poderosos canales de energía psíquica.
Fuera cal fuera la forma de contacto, el destino de las victimas era siempre terrible.
En algunas historias eran devorados y no se las volvía a ver jamás, en otras acababan paralizadas por el miedo hasta que sus corazones dejaban de latir o morían congelados en días de angustioso sufrimiento, pero con mayor frecuencia no obstante, acababan convirtiéndose en Wendigos (incidencia recurrente existente en las leyendas de vampiros: la capacidad de crear victimas a su imagen y semejanza.) y este era el peor desenlace de todos, por que las victimas solían conservar suficiente de su antigua conciencia e intentar en momentos de lucidez volver con sus seres queridos, para comprender con horror que les estaba ocurriendo  y desear morir y acabar con sus suplicio.
Tales temores estaban lejos de ser vanas fantasías.
Datan casos de individuos atrapados en los largos inviernos septentrionales, que enloquecían y se veían abocados al canibalismo y verse dominados por un ansia insana por la carne humana. La enfermedad fue incluso distinguida con un nombre científico: psicosis del Wendigo.
De hecho, fue uno de estos casos el que hizo que el conocimiento del Wendigo pasara de los bosques canadienses a un ámbito mas amplio.


A principios del siglo XX, Algernon Wood, un conocido escritor de historias sobrenaturales ingles, vivía en una región remota de Canadá donde oyó hablar por casualidad de un hombre que padecía dicha enfermedad.
Utilizo el material como inspiración para una historia, El Wendigo, que con el tiempo se convertiría en un clásico del terror.



En gran medida, gracias a su obra, el monstruo encontró su lugar en lo mas oscuros recovecos del imaginario colectivo, uniéndose así a la familia de los vampiros y hombres lobo, sus semejantes mas conocidos.  


By Tallman