Sabuesos del Infierno
De repente ya lo tiene
encima, negro, inmenso, de colmillos desnudos y unos ojos que brillan con luz
siniestra e infernal…
Sir Artur Conan Doyle
imagino esta escena espeluznante para la clásica novela de misterio de Sherlock
Holmes El sabueso de los Baskerville, pero este se inspiro en una larga
tradición del folklore británico.
Las historias de perros
negros sobrenaturales y sabuesos fantasmagoricos aparecen en muchas partes del
reino unido. Los ejemplos incluyen al Barghest de Yorkshire, al Moddey Dhoo
(perro negro en manes) de la isla de Man y al Black Shuck de Anglia Oriental.
Existen también diferencias regionales en especial el Cu Sith o “perro feérico”
de las Highlands escocesas que extrañamente es de color verde oscuro.
Es posible que el mas
conocido de estos animales sea el Black Shuck, aunque el análisis de las
diversas historias que han surgido en torno a este demuestra la poca
consistencia de las narraciones.
En algunas ocasiones el
perro es amenazador y en otras, poco más o menos que una presencia amistosa.
Con frecuencia aparece y desaparece misteriosamente desvaneciéndose a veces en
la nada o simplemente alejándose al galope. Algunos testigos están convencidos
de su origen sobrenatural debido a su anormal tamaño y otros a sus ojos
encendidos o al hecho de que desaparezca inexplicablemente.
Pero existe al menos una
antigua fuente escrita que confirma el pedrigi del Black Shuck como sabueso del
infierno.
El 4 de agosto de 1577
una terrible tormenta azoto el condado
de Suffolk, arraso la población de Bungay y derribo el campanario de la iglesia
de Blythburg, un famoso monumento.
Poco después del suceso apareció
un panfleto titulado “A strange and Terrible Gonder Wrought very lately in the
Parish Church of Bungay” escrito por un párroco londinense llamado Abraham
Fleming.
En el se afirmaba que la
tormenta vino acompañada de la aparición de un perro negro sobrenatural que irrumpió
en la iglesia de Bungay y ataco a dos de los parroquianos mientras rezaban
arrodillados, mordiéndoles en el cuello, luego centro su atención sobre una
tercera persona “lo agarro por la espalda de tal manera que acto seguido el
hombre se replegó y se encogió como si fuera un pedazo de cuero abrasado por un
fuego ardiente, o como si fuera la abertura de un monedero o una bolsa atada
con un cordón”
Esta victima sobrevivió
al ataque milagrosamente. El perro se dirigió entonces hacia la iglesia de
Blythburg, a mas de quince kilómetros de distancia y actuó de idéntica manera:
“ Allí, una vez mas, asesino a dos hombres y a un muchacho y quemo la mano de
otra persona que estaba en el resto de la cofradía, varios de los cuales
acabaron chamuscados”
El relato de Fleming
parece ser único al describir el ataque homicida de un perro negro. Estos solían
ser vistos más bien como presagios de la muerte que como agentes activos de la
destrucción: una tradición en la que también
se inspiro Conan Doyle al inventar la maldición de los Baskerville.
Un paralelismo real
implico a la familia Vaughn de la
Marca galesa, quienes presuntamente solían ver a un perro
negro antes de que un miembro de la familia muriera. Un relato sobre una de sus
apariciones explicaba como un marido oculto la historia a su mujer hasta que
uno de sus hijos cayo enfermo de viruela. La mujer subió al piso de arriba para
vigilar al enfermo mientras la familia estaba a punto de sentarse a comer y
unos instantes después bajo corriendo diciendo que había un gran perro negro
sobre la cama del niño. Temiéndose lo peor, el marido corrió hacia la
habitación, donde descubrió que el perro había desaparecido y que el niño ya
estaba muerto.
A juzgar por una
referencia de la biografía de Plutarco, sobre el estadista ateniense Cimon,
dichas historias son muy antiguas; el biógrafo griego dejo constancia de un
perro negro que apareció como un heraldo de la muerte del general. El papel de
la bestia como portador de la muerte quizás explique en parte la tradición filológica
que los relaciona con la melancolía, Sir Winston Churchill era conocido por
utilizar la expresión “perro negro” para describir los ataques de depresión que
le afligieron periódicamente a lo largo de su carrera.
Churchill tomo prestada
la expresión de Samuel Johnson hombre de letras del siglo XVIII que padecía la
misma dolencia, a su vez Johnson se estaba haciendo eco de un dicho tradicional
destinado a niños malhumorados y adultos desconsolados que decía “Llevan un
perro negro acuestas”.
La idea del perro como
heraldo de fatalidad se combino con la imagen de un sabueso persiguiendo a su
presa para crear la imaginería del conocido tema de blues de 1930 Hellhound on
my trail:
“Tengo que seguir
adelante,
El blues cae como un granizo
Y los días no dejan de atormentarme
Tengo a un sabueso del infierno tras mi
pista.”
Los mitografos que
intentan establecer el origen de las leyendas de los sabuesos del infierno han
tenido problemas a la hora de encontrar una única fuente consensuada.
Una línea de
investigación remonta a la idea de Cerbero, el guardián de tres cabezas del
averno grecorromano, o a Garm su equivalente en escandinavo, otra línea de
indagación se extiende hasta la tradición de la brujería, donde los perros sustituían
en ocasiones a los gatos, más comunes como espíritus familiares de las brujas.
En Inglaterra, la primera
referencia conocida sobre un sabueso del infierno se remonta a la orden de detención
expedida contra Jack Cade, líder de una revuelta popular contra el gobierno del
rey Enrique VI en 1450.
Entre otros cargos
formulados en su contra, Cade fue acusado de haber “criado al diablo bajo la apariencia
de un perro negro”, en Dartford, en su condado natal de Kent.
Sean cual fueran sus orígenes,
la idea de un sabueso del destino de un presagio de la mala fortuna acabo consolidándose
no solo en Inglaterra, si no también en gran parte de Europa y Norteamérica;
los Catalanes por su parte tienen una antigua leyenda sobre un perro demoníaco
llamado Dip, cojo de una pata y que chupaba la sangre de la gente.
Esta leyenda habla de una especie de perros vampiros (o perros estrugas) que existieron en unas praderas situadas a unos cuantos kilómetros del sur de Reus. Por esa razón se creo un pueblo llamado Pratdip, (prado y el nombre del perro vampiro Dip) en su escudo incluye la figura de un perro.
Puede que tales historias desempeñen una función
psicológica necesaria y sean la expresión de temores reprimidos sobre el
aspecto más feroz del animal al que la mayoría de la gente tiene por el mejor
amigo del hombre.
By Tallman
Mr. Tallman, en el folclore, en las leyendas o en como quieran llamarlo siempre hay un fondo de verdad, eso no quiere decir que uno se lo pueda creer todo, pero se agradecen y mucho sus aportaciones con este bestiario, espero que tenga continuidad.
ResponderEliminarUn saludo